Te quiero, sí. Pero déjame que te explico. Hay momentos en que quiero guardarte entre mis cosas; ponerte entre las páginas de un texto de Bukowski (que me gusta mucho); meterte en la nevera para más tarde – te dejaría sobre la mesa, pero el calor... no sé - Te quiero, claro que sí. Pero es que también quiero mi cepillo de dientes, mi bolígrafo, mi desayuno y mi helado de fresa. Lo cual no significa que no te quiera, solo que a veces quiero ser una persona, de esas que van al baño, de esas que no contestan las llamadas, que quieren sexo a veces. Una persona así, fuera de la vitrina o del velo con que me cubres. Que querer no es de las cosas que uno hace todos los días.
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