No. Mi olor no está en las paredes
ni debajo de la mesa.
Tampoco estoy al borde de la silla;
no estoy en esas sábanas.
Qué tristes tus ojos de perro.
No. Mi olor no está en las calles
ni en el aire.
No. No mires hacia abajo,
no saltes.
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Obra de Nicola Samori |