sábado, 13 de junio de 2015

Voyeur

Si supiera ella
que mientras me endulzo el café
y muerdo mis tostadas
sentada frente a mi mesa
que fácilmente acomoda a seis personas
la dejo que me observe;
le permito que siga
mis pasos por la casa:
lavo la ropa y mira,
enjuago un plato y mira,
trapeo el piso y mira.
Toda esta rutina que transcurre
a través de su ojo de hierro
termina cada noche
cuando la miro sobre la cama
imitando a los gatos y a los perros,
debajo y sobre un cuerpo,
mordiéndose los labios,
secándose el sudor
debajo de la nariz,
sonriendo ante el recuerdo
de la taza de café sobre la mesa,
juro, no la conozco.


Obra de Ermanno Ivone



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