por la que se arrastra mi barcaza de hilos.
Quiero alejarme sin cerrar los ojos,
a la deriva,
dentro de este túnel
que aumenta el silencio
de las pisadas sobre mi cabeza.
Me siento tan profundamente abajo
que presiento
a los perros que olfatean
la rejilla, buscando huesos.
II
El hilo se ha soltado y llega la tiniebla
mi sábana es de agua; la cama
no me sostiene.
Mi cuerpo
cae tan profundamente abajo
que siento
los colmillos furiosos de los perros
clavados
sobre la carne tierna.