que sientes, breve,
en la boca del estómago
justo antes de acercarse
el puñal
o la lágrima
o el bolsillo vacío.
Guárdame como al lento
minuto de terror
de los pasos
ahogándote en la oscuridad.
Después, después de ese segundo,
pensar que no era nada,
que todo en sí es tan breve
y pasar a otra cosa,
como la página de un periódico, digo.
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