Entonces yo soñé la canción que nunca diré.
(Federico García Lorca)
Aquella noche el cielo estaba blanco. Ella subió la escalera, un poco arrepentida pero ya sin ganas de
encontrar ningún remedio. Miró por la ventana y por última vez vio los techos
cubiertos de nieve, y más a lo lejos las chimeneas humeantes. Horas después, el fotógrafo forense lo registraba todo: la oscuridad en el ático, los pies descalzos, la nieve poco a poco derritiéndose, el colibrí, perdido,
picoteando la cuerda.
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