sábado, 13 de junio de 2015

Animal

Siempre tiemblo cuando llega la noche. La oscuridad es densa pero aún puedo ver los dientes afilados, el hocico babeante. Oigo el sonido ronco de su respiración y percibo el modo violento de mover su enorme cuerpo mientras camina los pequeños espacios de la casa. Mi pulso se acelera, la ansiedad me duele y tiemblo cuando por fin veo que expande su tórax, de un salto saca las garras, se encorva y me protege del frío.
Obra de Livio Moiana






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