sábado, 13 de junio de 2015

Más allá

Mientras lloraban en el velatorio, ella ponía todo en orden. Sirvió café y galletas, puso en agua las flores y acomodó a los niños en el cuarto de huéspedes. Pronto llegarían los ujieres y más tarde, los amigos más íntimos. Para entonces ella no querría estar ahí. Salió por la puerta de la cocina y atravesó el angosto e infinito pasillo, persiguiendo el letrero que leía “más allá”. En la sala, la hija mayor le quitaba los aretes de oro, y cerraba la caja.


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