sábado, 13 de junio de 2015

Unos días en Amnios

Aquellas paredes eran transparentes y elásticas. A través de ellas podía ver el nacimiento de las trombas y la caída de las cataratas. En las tardes me sentaba a ver pasar las nubes plateadas mientras me tomaba un café. A veces iba a la tienda por calamares o por alguna golosina. Era tan agradable sentirme flotando cuando salía de paseo; algunos me saludaban, unos me sonreían con asombro, otros me miraban con tristeza, la misma tristeza que sentí al decirles adiós con la mano cuando me recogió el buque de la Guardia Costera. En cubierta, alguien se llevó las manos al rostro y dijo “sí, es ella”.




2 comentarios:

  1. ¡Soy tu primer seguidor! ¡Precioso diseño, Beatriz! Me ha hecho mucha ilusión ser el primero. Voy a ir degustándolo poco a poco. Enhorabuena.

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  2. ¡Gracias, Joe, y bienvenido a este espacio!

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