No me gustan los poemas que tienen que ver con pájaros. Haces que el pájaro sea, por el poder de tu palabra, un pequeño bulto cuajado de sangre, cuyas patas y alas están amarradas, siéndole imposible ponerse a salvo del perdigón que pronto lo hará pedazos. Dicho esto, echó a volar.
Imagen: Obra de Benjamín Lacombe
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