El temblor se registró a las 2:37 de la madrugada.Después de un oscuro minuto, quedaron en el suelo los ladrillos, un espejo en pedazos, una lámpara antigua. Difícil de explicar, la mesa con el teléfono resistió el movimiento. Entre los escombros se asomaba una cara con los ojos abiertos. Al otro lado del teléfono la hija no esperó el último timbrazo, el último intento de una mano, arrastrándose, para alcanzar la mesa.
reVerso
jueves, 26 de marzo de 2020
miércoles, 25 de marzo de 2020
Retrato sin sombra
Entonces yo soñé la canción que nunca diré.
(Federico García Lorca)
Aquella noche el cielo estaba blanco. Ella subió la escalera, un poco arrepentida pero ya sin ganas de
encontrar ningún remedio. Miró por la ventana y por última vez vio los techos
cubiertos de nieve, y más a lo lejos las chimeneas humeantes. Horas después, el fotógrafo forense lo registraba todo: la oscuridad en el ático, los pies descalzos, la nieve poco a poco derritiéndose, el colibrí, perdido,
picoteando la cuerda.
Por ley
Quisiera ser
tan pequeña que cupiera
en ese espacio en tus manos
que divide tus dedos,
sentarme
- y moverme -
sobre los nudillos
de tus dedos largos;
sería tan pequeña
que podrías acariciarme
con tu pulgar
de arriba a abajo.
En el fondo,
eso quisiera ser para quererte
pero debo respetar
la ley de mis dimensiones.
Imagen: Obra de Milo Manara
Imagen: Obra de Milo Manara
La unidad perdida
Durante cuarenta días y cuarenta noches, mientras el arca temblaba sobre el agua y hombres y mujeres y animales se tambaleaban con sus parejas al ritmo de las olas, ella durmió tranquila entre sus brazos. Cuando acabó el diluvio y abrieron la puerta a un paisaje despoblado, se dio cuenta de que, en realidad, había entrado sola.
viernes, 17 de mayo de 2019
Los perros
por la que se arrastra mi barcaza de hilos.
Quiero alejarme sin cerrar los ojos,
a la deriva,
dentro de este túnel
que aumenta el silencio
de las pisadas sobre mi cabeza.
Me siento tan profundamente abajo
que presiento
a los perros que olfatean
la rejilla, buscando huesos.
II
El hilo se ha soltado y llega la tiniebla
mi sábana es de agua; la cama
no me sostiene.
Mi cuerpo
cae tan profundamente abajo
que siento
los colmillos furiosos de los perros
clavados
sobre la carne tierna.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)